lunes, 31 de octubre de 2011

¿Estás pensando divorciarte?


¿Estás pensando en divorciarte?

Dr. Francisco Javier Martínez Dearreaza.

Neurólogo-Psiquiatra.

La plaga de divorcio que azota a nuestra sociedad no es cosa de ahora. Todas las sociedades que han entrado en crisis y han cuestionado sus valores básicos, lógicamente han visto tambalear su fundamento, que les da continuidad y coherencia: la familia.

Este fue el caso de Roma, que en su apogeo sufrió una convulsión moral que llevó a la aniquilación de su cultura, sustituida por la del cristianismo. Claro esto fue al principio. Luego, indirectamente Roma se introdujo en el cristianismo y lo desvirtuó. Pero ésa es otra historia. El caso es que en Roma se cambiaba de marido y de mujer, sobre todo en la fase imperial, con la misma facilidad que en las sociedades opulentas del mundo occidental de hoy en día. Ovidio y Plinio el joven tuvieron tres mujeres; Julio César y Antonio, cuatro; Pompeyo, cinco. Y Julio César cuando volvía a Roma, era aclamado en sus calles, pero se le cerraban todas las puertas, poniendo en guardias a todos los maridos, y a todas las mujeres; pues no en vano de él se decía que era “el marido de todas las mujeres y la mujer de todos los maridos”.

En las sociedades avanzadas se dan las máximas facilidades para el divorcio, ya que está considerado como un mal menor; que, por mucho daño que haga, siempre será inferior al provocado por un matrimonio mal avenido.

En los países occidentales donde estaba permitido el divorcio en 1900, hoy su número se ha multiplicado por diez. En Francia uno de cada cuatro matrimonios acaba disolviéndose, uno de cada tres en el Reino Unido, y uno de cada dos en los Estados Unidos y Suecia. En España se aprobó la ley del divorcio en septiembre de 1980, y de 1981 a 1987 el número de matrimonios que se divorciaron fue de 224.213, y en la actualidad, se viene produciendo una separación matrimonial legal o divorcio por cada 6-7 matrimonios que se celebran.

Está estadísticamente demostrado que cuanto más precozmente se lleva a cavo el casamiento, más posibilidades tiene de acabar deshaciéndose. Esto es absolutamente lógico si tenemos en cuenta que: Aunque la mayoría de edad legal se alcanza en muchos países a los 18 años, el completo desarrollo, físico y psíquico, no se consigue hasta los 20-23 en la mujer y 25-27 en el hombre.

También estadísticamente se han establecido cuáles son los períodos más críticos, cuando suelen producirse la mayoría de los divorcios. Normalmente durante los dos primeros años del matrimonio no se produce divorcios, ya que el entusiasmo pasional facilita la ausencia de problemas mayores. Entre los dos y diez años de matrimonio se entra en el período de descubrimiento de la auténtica personalidad del cónyuge. Hacia los cinco o siete años de boda se produce la primera crisis matrimonial importante, que puede provocar el divorcio. A los 20-25 años de casados surge otra típica crisis: la del final de la crianza de los hijos. En este momento, algunas mujeres, que ya no sienten la responsabilidad del cuidado de los hijos, desean liberarse de la sujeción del marido, y con mayor fuerza cuanto haya sido la dominación, si no tiranía, ejercida por él.

Tomar la decisión de divorciarse es, usualmente, un proceso complejo y puede llegar a ser difícil y doloroso. Son múltiples los factores que deben tomarse en consideración y con frecuencia, conlleva un impacto emocional tanto para los adultos como para los hijos. De hecho, muchas personas señalan que una de las principales razones por las que no se deciden a divorciarse, es por el posible impacto negativo que el divorcio puede tener en sus hijos.

Es importante que sepas que el que te divorcies no significa que estés destinando a tus hijos a ser infelices. En algunos casos un divorcio puede proveer a los hijos un ambiente más sereno ya que no tienen que presenciar a diario las discusiones entre sus padres. Ayudar a los hijos a manejar el divorcio de manera psicológicamente saludable, requiere trabajar de forma adecuada varios aspectos.

Si decides divorciarte, existen varias cosas que tanto tú como tu ex-pareja podrán hacer para ayudar a los hijos a adaptarse exitosamente a su nueva situación familiar. Sin embargo, es posible que si provienes de una familia en la que sufriste por el divorcio de tus padres, se te haga difícil comprender que las cosas puedan ser de otra manera. Más aun, pensar en divorciarte puede reactivar heridas previas en ti. Lo aconsejable en estos casos es que te decidas por recibir atención psicológica.

Si tu pareja y tú han decidido que se van a divorciar, es posible que una de sus preocupaciones sea cómo darles la noticia a los hijos. Te daré algunas pautas que pueden ayudarte a afrontar esta difícil situación para todos los miembros de la familia.

Notifíquenlo solo cuando estén absolutamente seguros de que la decisión es definitiva - Es una noticia impactante y no debe informarse a los hijos como solo una posibilidad. Tampoco es adecuado consultar la decisión con los hijos sin importar si son mayorcitos o "maduros". Esta es una decisión de adultos y solo debe ser tomada por el matrimonio.

Lo ideal es que estén los dos padres presentes - Si tu relación con tu pareja es hostil, habla con él o ella y explícale que propones una tregua con la intención de que puedan enfocarse por completo en servir de apoyo a los hijos en este momento difícil. Explícale, que la intención es dar la noticia sin adjudicar culpas, sin insultos y si es posible, sin llanto por parte de ustedes. No es que vaya a ser una conversación fácil, pero mientras más tranquilos parezcan ustedes al dar la noticia, más seguridad sentirán los hijos. Si es posible, ensayen de antemano lo que cada uno dirá. Cuidado: si piensas que tu vida, seguridad física o seguridad psicológica estarán en peligro si te reúnes con tu pareja, entonces, evita encontrarte con esa persona y procede a darle la noticia a tus hijos por tu cuenta o acompañada por alguien que ellos vean como una fuente de apoyo.

Busquen un lugar y un momento apropiado - Esto quiere decir que sea un lugar y un momento en que los hijos puedan expresar libremente lo que sienten por el tiempo que sea necesario. Debe ser un lugar donde puedan hablar, llorar, gritar, protestar, en fin, desahogarse. No debe ser, por ejemplo, en el automóvil de camino a la escuela, o antes de dejarlos en una fiesta o el día antes de un examen importante.

Comiencen por calmarse ustedes - Recuerden que es una noticia difícil y, por tanto, deben darla con delicadeza y mostrando el amor que sienten por sus hijos. Por un momento, procuren ponerse en la posición de sus de éstos.

Reafírmenle que ellos no son culpables de la separación o del divorcio - Con frecuencia los hijos tienden a cree que algo que ellos hicieron o pensaron o, por el contrario, algo que no hicieron, fue un factor que contribuyó al divorcio. Eso les puede generar sentimientos de culpa indebidos y tiene el potencial de crear problemas emocionales o psicológicos.

Exprésenle que ambos padres les seguirán amando - Aun si con frecuencia le dicen a sus hijos que los aman, este es un momento adecuado para recordárselo y reafirmarlo. Díganle que el divorcio es entre los padres y no entre los padres y los hijos.

Si es posible, expliquen lo que han acordado, quien se mudará de la casa y donde vivirán los hijos - Mientras mayor organización vean los hijos, más seguridad sentirán. Si aun no lo han decidido, expliquen que aun no conocen todos los datos, pero en cuanto los conozcan se lo informarán.

domingo, 23 de octubre de 2011

Una Enfermedad Rara La Miastenia



Una enfermedad Rara.

La miastenia, conocida también como Miastenia Gravis, es una enfermedad rara que afecta a todas las razas por igual, la incidencia de nuevos casos es de dos a cinco pacientes por millón al año y su prevalencia es de 50 a 120 enfermos por cada millón de habitantes. La relación mujer – hombres en general es de 2 a 1, en edad temprana de la vida es de 4 a 1 y se iguala en la vejez.

Muchos pacientes tardan mucho en recibir el tratamiento adecuado, alrededor de 3 años, y no son atendidos por médicos especialistas, esto dificulta que la persona reciba la atención adecuada desde el inicio de la enfermedad.

¿Qué causa la Miastenia?

En nuestro cuerpo existe un punto de contacto entre el nervio y el músculo, este punto de contacto se llama unión neuromuscular. En este punto de contacto el nervio se acerca directamente a la fibra muscular, ya que hay un espacio entre los dos. Para activar el músculo, el impulso nervioso que proviene de la médula espinal debe ser convertido dentro de este espacio en una señal química. ¿Cómo sucede este mecanismo? El impulso eléctrico que viene de la médula provoca la liberación de una sustancia mensajera llamada acetilcolina en la terminal nerviosa. Esta sustancia abre pequeños canales llamados receptores de acetilcolina en la fibra muscular, después de lo cual ésta se contrae.

Nuestro sistema de defensa, que se llama sistema inmunológico, que nos protege contra las bacterias y los virus y se compone de anticuerpos.

En la miastenia hay un trastorno en la función de estos mecanismos de autodefensa y se forman proteínas (anticuerpos) contra los receptores de acetilcolina, lo que provoca una ruptura acelerada; esta gran disminución de los receptores de acetilcolina dificulta la transmisión entre el nervio y el músculo en la unión neuromuscular y trae como consecuencia la debilidad muscular característica de la miastenia, la cual se incrementa con el estrés y el ejercicio físico repetitivo.

¿Cómo aparece la miastenia?

La miastenia es una enfermedad que se da más frecuentemente en mujeres jóvenes, pero actualmente con el aumento de las expectativas de vida, se está diagnosticando en muchos casos después de los 50 años.

No existe una explicación científica comprobada para explicar como aparece la miastenia. Se sospecha que las infecciones afectan al sistema inmunitario de tal manera que facilitan el desencadenamiento de la miastenia. Para evitar cualquier confusión debo enfatizar que la miastenia no es infecciosa, sino que es una enfermedad del sistema inmunológico.

¿Se puede heredar la miastenia?

La miastenia es una enfermedad que se manifiesta en el transcurso de la vida. Hay pacientes con familiares que padecen miastenia y esto podría explicarse por una tendencia congénita del sistema inmunológico, ya que son muy raras las alteraciones congénitas de la transmisión neuromuscular en las que no participa el sistema inmunitario.

Síntomas de la miastenia

Aunque la miastenia puede afectar cualquier músculo voluntario, los músculos que controlan el movimiento del ojo y los párpados, la expresión facial y el deglutir se ven afectados con mayor frecuencia. El inicio del trastorno puede ser repentino. A menudo, los síntomas no se reconocen inmediatamente como miastenia gravis.

En la mayoría de los casos, el primer síntoma perceptible es la debilidad de los músculos oculares (de los ojos). En otros la dificultad para tragar e impedimentos en el habla pueden ser los primeros síntomas. El grado de debilidad muscular es variable pudiendo manifestarse desde una forma localizada que solo afecta a los músculos oculares, hasta una forma grave y generalizada en la cual afecta a muchos músculos, incluyendo a veces los que controlan la respiración.

Los síntomas, que varían en tipo y gravedad, pueden incluir la caída de uno o ambos párpados (ptoris), visión turbia o doble (diplopía) a consecuencia de la debilidad de los músculos que controlan los movimientos oculares, marcha inestable o irregular, debilidad en los brazos, manos, los dedos, las piernas y el cuello, hay cambios en la expresión facial, dificultad para deglutir y respirar y trastornos en el habla.

¿Qué son las crisis de miastenia?

Una crisis miasténica ocurre cuando se debilitan los músculos que controlan la respiración al punto de crear una emergencia médica que requiere la utilización de un respirador artificial. En los pacientes cuyos músculos respiratorios son débiles se pueden generar crisis originadas por una infección, fiebre, una reacción adversa a un medicamento, estrés emocional y requiere atención médica inmediata.

Embarazo y Miastenia.

La miastenia no excluye el embarazo. Durante éste, su enfermedad puede empeorar pero también mejorar. Como la influencia del embarazo sobre la miastenia es muy variada, no puede ser prevista individualmente. Aparentemente el embarazo no acelera la progresión de la enfermedad.

Con frecuencia, las mujeres embarazadas que padecen de Miastenia sienten más debilidad y fatiga debido al aumento de peso y al esfuerzo que provoca el embarazo. Algunas complicaciones del embarazo pueden ser más probables en mujeres con miastenia. El trabajo de parto prematuro (antes de las 37 semanas de embarazo) es más frecuente.

Se cree que los medicamentos anticolinérgicos utilizados para tratar la miastenia pueden provocar contracciones uterinas. El estrés que implica el trabajo de parto aumenta las probabilidades de una crisis de miastenia.

El alumbramiento del bebé puede ser muy difícil en las mujeres que padecen miastenia. Si bien la miastenia no afecta el trabajo de parto en sí (el útero es un músculo liso), es posible que afecte a los músculos necesarios para pujar. Esto aumenta la probabilidad de efectuar partos por cesárea.

Entre el 10 y el 25 por ciento de los bebés nacidos de mujeres con miastenia pueden padecer de miastenia neonatal.

Estos bebés pueden ser débiles, con un instinto de succión pobre y dificultad para respirar. La miastenia neonatal suele ser transitoria, su duración es de sólo unas pocas semanas.

¿Qué investigaciones se están realizando?

Los científicos del Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes cerebrovasculares (NINDS por su sigla en inglés) están evaluando nuevos tratamientos y mejorando los tratamientos actuales de este trastorno. Un estudio en particular está examinando la eficacia de la inmunoglobulina ultravenosa en pacientes que padecen miastenia gravis. El objetivo del estudio es determinar si la fuerza muscular realmente mejora con este tratamiento.

Otro estudio intenta entender la base molecular de la transmisión sináptica (entre las sinapsis) en el sistema nervioso. El objetivo de este estudio es cumplir el conocimiento actual sobre la función de los receptores y aplicar el mismo tratamiento a la miastenia.