martes, 10 de febrero de 2009

Los trastornos del sueño



Los trastornos del sueño se han convertido en una de las patologías más frecuentes, ya que se calcula que 30 de cada 100 personas no duerme bien.
Los trastornos del sueño incluyen categorías:

A. Disomnias: son los trastornos de la iniciación y mantenimiento dl sueño, trastornos de somnolencia excesiva y trastornos del sueño relacionados con el ritmo circadiano. Entre las disomnias más importantes está el insomnio, narcolepsia, hipersomnia, apnea obstructiva del sueño.

B. Parasomnias: incluye los trastornos al despertar, trastornos de la asociación sueño-vigilia y alteraciones asociadas al sueño MOR. Entre las parasomnias más importantes está el sonambulismo, las pesadillas, la enuresis nocturna, síndrome de muerte infantil súbita.

C. Trastornos del sueño asociados con trastornos médico/psiquiátricos.
Los problemas del sueño más comunes son la falta crónica de sueño, el síndrome de apnea obstructiva del sueño y el síndrome de piernas inquietas. Estos trastornos pueden tener consecuencias negativas en la calidad de vida, e influyen tanto en el rendimiento laboral, como provocando accidentes de tránsito por somnolencia y principalmente pueden provocar serios problemas de salud.
Insomnio



El insomnio es un trastorno caracterizado por la reducción de la capacidad de dormir como consecuencia de actores psicológicos, biológicos y/o ambientales.
El insomnio es el trastorno del sueño más frecuente en la población. Los estudios epidemiológicos realizados en Europa y Estados Unidos informan que en torno a un 5% de la población adulta padece insomnio, siendo más frecuente en las mujeres que en los hombres y produciéndose un incremento significativo al aumentar la edad, hasta llegar a un 20% en la tercera edad.

El insomnio en la mujer



Según un grupo de expertos en el Reino Unido, las mujeres que duermen seis o menos horas al día son más propensas a presentar hipertensión arterial que las que descansan más tiempo. Sin embargo no se pudo identificar una relación clara entre la cantidad de horas de suelo y la presión arterial entre hombres.
Los hallazgos sugieren que existe una relación específica del sexo femenino entre la privación de sueño y la hipertensión, una de las posibles explicaciones, según los expertos, es que la privación de sueño contribuye a elevar la presión al mantener el sistema nervioso en estado de hiperactividad, lo que afecta a todo el organismo.
Un caso de Insomnio

Elisa, una mujer de 37 años, directora del centro de atención al cliente de una compañía, tenía problemas con el sueño desde que era estudiante, muchas noches tenía dificultades para quedarse dormida. Se encuentra “mentalmente hiperactiva” a la hora de ir a dormir y no es capaz de parar los pensamientos sobre las experiencias significativas del día, particularmente sus interacciones con clientes insatisfechos. Cualquier excitación nocturna como por ejemplo, ver una película interesante o asistir a una reunión con amigos la deja incapacitada para dormir en muchas horas posteriormente. Ocasionalmente, en mitad e la noche, se despierta sintiéndose muy desvelada y se encuentra de nuevo rumiando sobre las cosas ocurridas durante el día. El insomnio ha empeorado durante el año pasado, coincidiendo con más estrés en el trabajo. Se da cuenta de que no ha leído ni una novela desde hace un año y ésta era una actividad que antes disfrutaba.

Cuando tiene que viajar por cuestiones de trabajo ha notado que empeora su sueño. Se encuentra en un estado de sobreestimulación cuando el trabajo le exige ir “corriendo de una ciudad a otra”.
La señora Elisa se divorció hace tres años después de diez años de matrimonio.
Sus padres y una hermana habían tenido problemas con el alcohol. Ella es la única de la familia que tiene un trabajo estable.

Esta mujer tiene un problema de larga instauración para quedarse dormida por la noche y despertar frecuentemente durante la noche, siendo incapaz de volverse a dormir.
Esta paciente es un caso de insomnio crónico, que muestra un factor frecuentemente asociado a este tipo de insomnio que es el que la persona esté hiperactiva por la noche y rumie sobre las actividades del día.

Hay dos tipos de insomnio: El insomnio transitorio y el insomnio crónico.

El insomnio transitorio


Existen muchos factores que pueden provocar insomnio, entre los que se destacan las alteraciones ambientales, los cambios de horario y las crisis emocionales agudas.
Las modificaciones de las condiciones ambientales preferidas para dormir por un sujeto pueden dar lugar a episodios de insomnio, especialmente si el cambio es brusco. El tipo de colchón, la temperatura, el ruido, la luz, etc. Constituyen factores que pueden provocar alteraciones del sueño. Los turnos de trabajo nocturnos hacen que el sujeto descanse durante el día, cuando las condiciones ambientales no favorecen el sueño, reduciéndose la duración del mismo; así, personas que duermen ocho horas durante la noche, solo consiguen dormir cinco horas y media durante el día.
Los vuelos transcontinentales provocan cambios de horarios rápidos y pronunciados que pueden originar trastornos del sueño.
Los factores psicológicos intervienen en cerca del 80 por ciento de los pacientes que se quejan de insomnio transitorio. Una persona sometida a una situación estresante (problemas económicos, de trabajo, familiares) presenta como uno de los primeros síntomas del estrés la dificultad para conciliar el sueño, por lo que tendrá más tiempo para pensar en su problema, creando de esta forma un círculo vicioso, además en estos casos el sueño no puede ser reparador.

El insomnio crónico


La mayor parte de los insomnios crónicos están relacionados con problemas médicos, psiquiátricos o conductuales. No obstante, hay algunos pacientes que presentan insomnio persistente en ausencia de una patología.

El dolor es una de las causas médicas más frecuentes del insomnio crónico.
El insomnio crónico también puede estar relacionado con trastorno de la personalidad, el cual suele ir acompañado de ansiedad y fobias. Las depresiones, las psicosis maniaco-depresivas, la esquizofrenia son condiciones médicas que producen serios trastornos del sueño.

El consumo de grandes cantidades de alcohol provoca alteraciones en la organización del sueño (disminución de la fase del sueño MOR y frecuentes interrupciones del sueño); la supresión brusca del alcohol en un alcohólico crónico provoca un incremento de la latencia del sueño, una reducción de la fase 3 y4 del sueño NMOR y un incremento del sueño MOR.

El consumo de estimulantes como Red Bull y otros va acompañado de n incremento de la latencia del sueño y una disminución del tiempo total de sueño.

El Sueño



El fenómeno del sueño ha sido objeto de interés durante siglos, no es de sorprender pues pasamos la tercera parte de nuestra vida durmiendo. En prácticamente todo el reino animal el dormir constituye un comportamiento habitual, esto hace pensar que el sueño es muy importante para nuestro bienestar físico y psíquico. Muchas investigaciones se han llevado a cabo tratando de comprender los procesos implicados en el sueño, así como en sus trastornos, para de esta forma mejorar la calidad de vida del ser humano. Las alteraciones del sueño son tan antiguas como el ser humano y constituyen uno de los trastornos más frecuentes en la actualidad, a pesar de esto solo hasta hace pocos años se ha empezado a estudiar de forma sistemática que sucede mientras dormimos y por qué ciertas personas tienen dificultades para conciliar o mantener el sueño.
El vocablo sueño (del latín somnum), designa tanto el acto de dormir como el deseo de hacerlo (tener sueño). Para el acto de soñar existe la palabra específica ensueño. Se llama también sueño a cualquier anhelo o ilusión que moviliza a una persona.
El sueño, en cuanto al acto de dormir, es un estado de reposo uniforme de un organismo. En contraposición con el estado de vigilia (cuando el ser está despierto) el sueño se caracteriza por los bajos niveles de actividad fisiológica (presión sanguínea, respiración, latidos del corazón) y por una respuesta menor ante estímulos extremos.
Durante los últimos años del siglo XX se avanzó mucho en el estudio científico de los sueño, ya que la tecnología facilitó en gran medida el acercamiento a lo que podría denominarse “energía del sueño”. Sistemas avanzados de escáner han detectado que en numerosas ocasiones los sueños son bucles de actividad cerebral que se repite noche tras noche. Sabemos que cada sujeto tiene una forma única e irrepetible de soñar, pues la actividad cerebral representada por ondas electromagnéticas en las pantallas de esos escáners presenta gráficas muy similares en cada paciente y distintas entre dos de ellos.


Un descubrimiento fundamental



El psicólogo norteamericano William Charles Dement, estudiando a ciertos durmientes, reparó en que durante una etapa de su sueño tenían lugar movimientos rápidos del ojo (MOR) acompañados por un aumento de la respiración, la pulsación y la presión sanguínea, que alcanzaban los niveles propios de la vigilia. Este fenómeno ocupa una cuarta parte del tiempo que una persona pasa dormida. El descubrimiento de Dement reveló que aquellas personas a las que se despertaban durante el sueño MOR manifestaban claros indicios de trastorno psíquico y recordaban haber soñado. En función de estos hechos, comenzaron a surgir teorías que suponen el inicio de un estudio científico de los sueños y su función biológica y psicológica.
Etapas del sueño.
Los estados y fases del sueño humano se definen según los patrones y características que se observan mediante el electroencefalograma, el electrooculograma (una medición de los movimientos oculares) y el electromiograma. El registro de estos parámetros electrofisiológicos para definir los estados del sueño y de su vigilia se denomina polisomnografía estos perfiles muestran dos etapas de sueño.

Etapa I de sueño sin movimientos oculares rápidos (NMOR). Se divide en 4 estados:
  • Fase 1: es la transición desde la vigilia al sueño, es un estado de somnolencia que dura unos minutos, representa el 5% del tiempo total del sueño.
  • Fase 2: Es la fase del sueño ligero, disminuyen tanto el ritmo cardíaco como el respiratorio. Es más difícil despertarse que en la fase I. Representa el 50% de tiempo de sueño.
  • Fase 3: Fase de transición al sueño profundo. Pasamos unos 2-3 minutos aproximadamente en esta fase.
  • Fase 4: Fase de sueño lento, el ritmo respiratorio es lento. Cuesta mucho despertarnos en esta fase que dura unos 20 minutos aproximadamente.
Etapa II de sueño con movimientos oculares rápidos (MOR) conocida también como “sueño paradójico”. Representa un 25% del sueño. En esta fase se muestra una actividad cerebral semejante a la de la vigilia.

Ensueño



El ensueño es la palabra específica que describe el proceso de soñar. Soñar es un proceso mental involuntario en el que se produce una reelaboración de informaciones almacenadas en la memoria, generalmente relacionadas con experiencias vividas por el soñante el día anterior. El soñar nos sumerge en una realidad virtual formada por imágenes, sonidos, pensamientos y/o sensaciones. Los recuerdos que se mantienen al despertar pueden ser simples (una imagen, un sonido, una idea, etc) o muy elaborados. Los ensueños más elaborados contienen escenas, personajes, escenarios y objetos. Se ha comprobado que puede haber ensueños en cualquiera de las fases del dormir humano. Sin embargo, se recuerdan más sueños y los sueños son más elaborados cuando se dan en la fase del sueño MOR.

Hasta el momento el acto de soñar sólo se ha confirmado en el hombre. Los animales también pasan por la fase del sueño MOR. Parece que los mamíferos son los animales con mayor posibilidad de soñar debido a que su ciclo de sueño es similar al humano. Quien se lleva las estadísticas en términos de sueño es el gato, quien pasa un 70% de su vida durmiendo y a medida que envejece, su etapa de vigilia disminuye ostensiblemente.
Los caballos, los patos y las ovejas pueden dormir de pie o echados. Sin embargo, no pueden experimentar sueño MOR. El animal que más tiempo pasa en la fase MOR durante el sueño es el armadillo. Las ballenas y los delfines son diferentes a los humanos: siempre tienen que estar conscientes, ya que necesitan salir a la superficie a respirar, solo una parte de su cerebro duerme cada vez.

La cantidad necesaria de sueño en el ser humano depende, de factores biológicos, conductuales y ambientales; la forma en que actúan estos factores varía considerablemente de persona a persona. Así hay personas con patrón de sueño largo que necesitan dormir más de ocho horas y otras que con menos horas de sueño se sienten perfectamente (patrón de sueño corto). Independientemente de la cantidad de sueño, las personas pueden clasificarse también en función de la calidad del sueño.

En cuanto a la calidad del sueño se habla de personas con patrón de sueño eficiente y personas con patrón de sueño no eficiente. La diferencia entre ambos grupos no está en la cantidad de tiempo dormido, sino en las perturbaciones en el sueño de ondas lentas es decir en la cuarta fase del sueño NMOR que caracteriza a las personas con patrón de sueño no eficiente. Esto parece indicarnos que la calidad de la fase 4 del sueño NMOR es fundamental para que el sueño sea reparador.