domingo, 8 de enero de 2012

TV y Violencia II parte


En el artículo anterior publicado en el mes de diciembre del año recién pasado abordaba los diferentes aspectos de la influencia de la televisión en los niños y adolescentes, principalmente la violencia y la formación de valores.

Muchos niños pasan un promedio de 3-4 horas diarias viendo televisión. La televisión puede ser una influencia muy poderosa en el desarrollo del sistema de valores, en la formación del carácter y en la conducta. Lamentablemente muchos de los programas de televisión contienen un alto grado de violencia. Se ha encontrado que los menores pueden imitar la violencia que observan en la televisión, identificarse con ciertos tipos, caracteres, victimas o victimarios, tornarse “inmunes” al horror de la violencia y gradualmente aceptar la violencia como manera de resolver los problemas.

De manera que la exposición extensa a programas de televisión que contengan violencia causa mayor agresividad en los niños. En ocasiones, el ver tan sólo un programa violento puede aumentar la agresividad. Los niños que ven espectáculos en los que la violencia es presentada de forma muy realista, repetida, o sin ser castigada tienen mayor probabilidad de imitar lo que ven. El impacto de la violencia en la televisión puede reflejarse en la conducta del niño inmediatamente o manifestarse más tarde en su desarrollo. Las jóvenes pueden afectarse aún cuando en la atmósfera familiar no haya tendencia a la violencia. Esto no quiere decir que la violencia que se ve en la televisión es la única causa de conducta violenta o agresiva, pero no hay duda de que es un factor significativo.

Los padres pueden proteger a los niños del exceso de violencia en la televisión:

· Prestando mayor atención a los programas que ven los niños.

· Estableciendo límites en el tiempo que pasan viendo televisión.

· Evitar que vean aquellos programas conocidos como violentos. Deben cambiar canal o apagar el televisor cuando aparezcan escenas ofensivas, y explicarle al niño aquello que consideran malo o inadecuado del programa.

· Señalar al niño que aunque el actor no se lastimó, hirió o murió durante el programa, la violencia puede producir dolor o muerte si sucede en la vida real.

·Desaprobando los episodios violentos que suceden frente a los niños enfatizando el hecho de que esa no es la mejor manera de resolver un problema.

·Para contrarrestar la presión que ejercen los pares, compañeros y amigos, debe comunicarse con otros padres para poner en vigor reglas similares sobre el tiempo y tipo de programa que deben ver los niños, se me ocurre que un buen sitio para abordar este tema podría ser las reuniones de padres de familia que cada tanto se dan en las escuelas.

Los padres deben utilizar estas medidas para prevenir los efectos dañinos que la televisión puede tener en otras áreas como el estereotipo racial o sexual, Aparte del contenido del programa de televisión el tiempo que los niños dedican a esta actividad debe limitarse ya que los saca de actividades más provechosas como lo son el juego con sus amigos, la interacción familiar, el estudio, la lectura. Si los padres tienen dificultades serias estableciendo controles y límites o preocupación genuina en cuanto a la reacción del niño a la televisión, les aconsejo que lo consulten con un psiquiatra, para que les ayude en este problema.

Más violencia en la televisión, niños más agresivos.

Las personas que ven violencia en la televisión durante su niñez se comportan con mayor agresividad aún 15 años después, según uno de los pocos estudios sobre violencia televisiva que analiza el comportamiento de los niños hasta que llegan a ser adultos.

El efecto apareció en ambos sexos y con independencia de si la persona era o no agresiva en su niñez, determinaron los investigadores.

El estudio vinculó el presenciar violencia en la televisión a edades de entre 6 y 9 años con consecuencias como abusos domésticos o condenas criminales en esas mismas personas cuando tienen unos 20 años.

Los expertos dijeron que los resultados no son sorprendentes, pero agregaron, el estudio tiene relevancia porque utilizó una amplia gama de medidas, tuvo muchos participantes y demostró los efectos tanto en hombres como mujeres.

La investigación fue realizada por el Instituto para Investigación Social de la Universidad de Michigan, Estados unidos. Uno de los investigadores dijo que la violencia en la televisión sugiere a los niños pequeños que es correcto usar esa agresividad en algunas situaciones, especialmente cuando la utilizan héroes carismáticos. Asimismo, erosiona la aversión natural a la violencia.

El estudio recomienda a los padres restringir, en lo posible, la exposición de los niños a programas y películas violentas.

El análisis refutó la idea de que los niños agresivos buscan programas de violencia en la televisión, o que los hallazgos se deberían al nivel socioeconómico o la inteligencia de los participantes en el estudio, o a las prácticas educativas de sus padres.

En el estudio participaron 329 adultos que fueron observados desde niños a fines de la década de 1970 a fin de analizar el comportamiento agresivo en su adultez, los investigadores los entrevistaron a ellos y a sus parejas o amigos, y estudiaron sus historias legales.

Cuando eran niños, los participantes fueron seleccionados por estar expuestos a violencia en la televisión después de que eligieran sus ocho programas favoritos de un total de 80 series populares para personas de su edad, y después de que indicaran con qué frecuencia los veían.

Los programas fueron evaluados por los investigadores según la cantidad de violencia física que en ellos se mostraba.

Más violencia en televisión, menos sensibilidad en los niños.

Además, la observación de escenas de dolor, horror y sufrimiento da lugar a sentimientos que el niño va a descargar después, de forma continua o bien durante o después de la observación de programas de contenido violento. De contenido violento se pueden definir las escenas que impliquen la destrucción, lesiones o daño físico a personas, animales o cosas.

La acción de los actores, los movimientos de cámara, el ritmo del montaje y el desarrollo de la escena de violencia constituyen una desproporcionada fuerza de impacto en la televisión, hasta el punto de que, en mayor o menor grado, se pueda tomar por real lo ficticio. Los efectos emocionales que determinadas escenas violentas pueden causar en los niños son contradictorios con los valores positivos que los padres intentamos enseñarles a nuestros hijos en casa.

No obstante, si los padres están pendientes de los programas y sus contenidos que sus hijos ven en televisión, los niños también pueden aprender algo positivo de la televisión. Algunos valores sociales como cooperación, la amabilidad con los demás, y también algunos aspectos relacionados con su escolaridad. Todo dependerá de la orientación y control que tengan sus padres.

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